La psicología en el divorcio
Volvemos con otro post fruto de la colaboración de la doctora en psicología y psicóloga clínica Mónica Timón Herrero. Para quienes queráis saber donde trabaja y más sobre su carrera profesional os dejo el link de su web www.monicatimon.com.
Con Mónica estuvimos charlando sobre nuestras profesiones y que estas están muy ligadas dentro de un procedimiento de ruptura, tanto de pareja como matrimonial. La parte jurídica porque es necesario en muchos casos acudir a un juez para que decida los términos de la ruptura al no haber acuerdo y en otros casos, habiendo acuerdo, es necesario y recomendable que quede formalizado en una sentencia. La parte psicológica es también importante y Mónica lo explica de la siguiente manera:
Beneficios del acompañamiento psicológico en el proceso de ruptura
Ante un proceso de divorcio, ¿qué opináis?: ¿un paso más en el crecimiento de la familia y/o personal? o bien ¿un proceso degenerativo y destructivo que afecta a nivel psicológico y emocional?
Quizás has pensado únicamente en la segunda opción, porque es cierto que muchas veces los divorcios acaban en un proceso contencioso y derivan en un conflicto que conlleva tensión y hostilidad crónica, afectando a nuestras relaciones familiares y a nuestro bienestar psicológico.
Sin embargo, es necesario tener presente que el divorcio puede, al igual que ocurre con los duelos bien resueltos, derivar en algo constructivo y que nos haga crecer. ¿Qué es necesario para ello? Lograr la distancia emocional necesaria entre ambos miembros de la pareja, de forma que se aísle el conflicto conyugal. Sería ese el objetivo, el reto.
Ahora, un divorcio, además de los aspectos legales y económicos, implica también un divorcio emocional, que hace referencia al deterioro de la relación y a los sentimientos de shock, incredulidad, desilusión, rabia, tristeza, miedo, ansiedad… que pueden originar confrontación, deseos de venganza… ; estos aspectos son propios de cualquier pérdida, más o menos intensos según la naturaleza del vínculo emocional establecido con aquello que se ha perdido (en este caso la pareja, “el matrimonio”, el estatus económico…)
Se necesita tiempo para poder elaborar todos esos sentimientos, y sin embargo muchas veces ese tiempo no se tiene, porque el divorcio legal y económico no espera, y tenemos que enfrentarnos a él sin haber podido elaborar esa pérdida. Tenemos que gestionar de forma adecuada sentimientos intensos de malestar, y quizá no tengamos recursos personales para ello.
Es aquí donde un acompañamiento psicológico puede proporcionar pautas, facilitando entender la dinámica de los aspectos psicosociales del divorcio y cómo afrontarlos.
No todas las rupturas son iguales, y el estilo relacional previo influye en cómo se enfrentan al divorcio; hay parejas que pueden hacerlo de mutuo acuerdo o bien mediante la ayuda de un proceso de mediación, mientras que en otros casos el conflicto lo hace imposible, teniendo que resolverse en un contencioso. Pero el divorcio emocional siempre se ha de abordar, de manera que se logre la independencia emocional y elaboración psicológica de los efectos de la ruptura. Desde la psicología, se da soporte a ese proceso, facilitando sentimientos de aceptación, autoconfianza y autonomía que derivarán en una adaptación al nuevo estilo de vida y la posibilidad de búsqueda de una nueva relación estable.
Además del proceso normal de duelo, en el que como profesional puedo acompañar, a veces las personas tienen detrás historias o carencias afectivas (estilo de apego inadecuado, baja autoestima…) que pueden dificultar su adecuada elaboración. La intervención psicológica en este caso abordará esas problemáticas de modo que se pueda llegar al mismo objetivo ya comentado: la adaptación al nuevo estilo de vida.
En un proceso de divorcio es muy importante cuidar la parte psicológica acudiendo a un profesional que haga un buen acompañamiento en el proceso.